martes, 23 de agosto de 2011

LA ESPOSA CRISTIANA II

LA ESPOSA CRISTIANA II
1 Pedro 3:1-7
     Asimismo vosotras,  mujeres,  estad sujetas a vuestros maridos;  para que también los que no creen a la palabra,  sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
        considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
        Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos,  de adornos de oro o de vestidos lujosos,
        sino el interno,  el del corazón,  en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible,  que es de grande estima delante de Dios.
       Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios,  estando sujetas a sus maridos;
       como Sara obedecía a Abraham,  llamándole señor;  de la cual vosotras habéis venido a ser hijas,  si hacéis el bien,  sin temer ninguna amenaza.
       Vosotros,  maridos,  igualmente,  vivid con ellas sabiamente,  dando honor a la mujer como a vaso más frágil,  y como a coherederas de la gracia de la vida,  para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”

Se necesitan por lo menos dos cosas para que un matrimonio funcione: (1).- Una mujer caracterizada por su sumisión y (2).- Un hombre caracterizado por su amor sacrificial.     Pero a causa de la caída sucederá que:
El problema de la mujer será el querer gobernar a su marido, o vivir independiente.
El hombre por el egocentrismo, el ser absorbido por la preocupación propia.
Habiendo tenido este preámbulo, veamos lo que dice Dios a la mujer:                    La extensión de la sumisión o el rol de la mujer en la iglesia.
Dios pide a las esposas estar sujetas no solo a sus maridos como al Señor, sino que este mismo verbo “hupotasso” también lo usa el Señor en otro contexto.

           (1 Timoteo 2:11-15).     “ La mujer aprenda en silencio,  con toda sujeción.
       Porque no permito a la mujer enseñar,  ni ejercer dominio sobre el hombre,  sino estar en silencio.
      Porque Adán fue formado primero,  después Eva;
      y Adán no fue engañado,  sino que la mujer,  siendo engañada,  incurrió en transgresión.
      Pero se salvará engendrando hijos,  si permaneciere en fe,  amor y santificación,  con modestia.”

Quiere decir que la sujeción de la mujer no se limita al contexto del hogar sino también en el contexto de la instrucción pública o sea cuando estamos reunidos para adorar a Dios y aprender de Su Palabra.   Pablo aquí escribe al joven pastor Timoteo a fin de que pusiesen las  cosas en orden en la iglesia.   La mujer allí no debe enseñar ya que ese es una posición de autoridad sobre todos los demás.
No es la única ocasión en la que La Biblia enseña esto:        (1 Corintios 14:34-35). vuestras mujeres callen en las congregaciones;  porque no les es permitido hablar,  sino que estén sujetas,  como también la ley lo dice.
      Y si quieren aprender algo,  pregunten en casa a sus maridos;  porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.”

La sujeción de una mujer en el contexto del hogar es una mujer que obedece, respeta a su marido.   La sujeción de una mujer en el contexto de la iglesia es una mujer que calla en la congregación, aprende y no ejerce autoridad sobre el varón.
¿Quiere decir que no pueda enseñar a nadie?   No.  Pablo está evidentemente hablando en un contexto de adoración pública donde la iglesia se reúne como un cuerpo.  
Nunca encontramos una carta del N.T. que dé a entender que su líder fuera una mujer en la iglesia.
De modo que esto es lo que Cristo establece en su iglesia, sin pensar que estas sean inferior, ellas son coherederas de la gracia.   Entonces, podrán estar capacitadas y ser sobresalientes, pero Dios le dio otro papel: su hogar.