sábado, 25 de junio de 2011

Fuiste bautizado(a) con el Espíritu?


El Bautismo del Espíritu Santo
            Guillermo Watts R.


Hay tres (3) términos que indican la venida del Espíritu Santo a morar a una persona: Unción con el Espíritu, Sello con el Espíritu y Bautismo con el Espíritu. Aunque los tres (3) marcan la recepción o recibimiento del  Espíritu Santo en la vida de una persona, cada uno de estos términos apunta a una labor determinada del Espíritu en la vida del creyente.
Unción.-  Señalamiento y capacitación de una persona para una obra.
Sello.- Indica propiedad asegurada y auténtica de Dios.
Bautismo.- Recibimiento del Espíritu Santo con poder.
El bautismo con el Espíritu Santo aparece en Hechos 1:5:
Porque Juan ciertamente bautizó con agua,  mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”

(A).- El Bautismo de Juan consistió en el sencillo acto de sumergir a la persona en agua en señal de haberse arrepentido, de haber creído el mensaje de Juan.  A partir de Cristo las  personas que creían serían distinguidas por tener el Espíritu Santo; el cual se manifestó en los primeros tiempos de la iglesia con señales visibles (Hechos 2:3-4).  y se les aparecieron lenguas repartidas,  como de fuego,  asentándose sobre cada uno de ellos.
       Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,  y comenzaron a hablar en otras lenguas,  según el Espíritu les daba que hablasen.”
    Esta primera ocasión marcó el inicio de la iglesia y el término del judaísmo.
(B).- (Hechos 10:44-46 y 11:15-16)
           “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras,  el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían    el discurso.
              Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
             Porque los oían que hablaban en lenguas,  y que magnificaban a Dios.”   (Hechos 10:44-46)

          “Y cuando comencé a hablar,  cayó el Espíritu Santo sobre ellos también,  como sobre nosotros al principio.
          Entonces me acordé de lo dicho por el Señor,  cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua,  mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.”  (Hechos 11:15-16)

    Esta segunda ocasión en que el Espíritu Santo es derramado para bautizar a un grupo de personas marca la entrada de los gentiles a la iglesia y el rompimiento de la pared que dividía a judíos de gentiles.
(C).- (Hechos 19:6)  Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,  vino sobre ellos el Espíritu Santo;  y hablaban en lenguas,  y profetizaban.”
    Esta es la tercera y última vez que con la venida del Espíritu Santo se habla también en lenguas.     Todo esto debe entenderse sobre la base de que se necesitaban ciertas manifestaciones externas como manera de confirmar la presencia del Espíritu Santo en una persona; sin la necesidad de esperar cierto tiempo en el cual el creyente deja ver en su vida el fruto del Espíritu.

Puntualicemos.- El libro de los hechos no es un libro doctrinal como  lo son las epístolas a las iglesias.   Para asentar una doctrina a ser practicada en la iglesia debe tener respaldo a través de todo el N.T. que es el que contiene las normas que regulan a la iglesia.

jueves, 16 de junio de 2011

EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO


El Sello del Espíritu Santo
Por Guillermo Watts R..

Efesios 1:13 y 4:30

Efesios 1:13  “En él también vosotros,  habiendo oído la palabra de verdad,  el evangelio de vuestra salvación,  y habiendo creído en él,  fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,”
Efesios 4:30  “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,  con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”

El apóstol Pablo viene en el capítulo 1 hablando de las riquezas en gloria que un creyente posee en Cristo, y al llegar al versículo 13 se ocupa de señalar a los gentiles como co-partícipes de esas bendiciones.    Las bendiciones que vienen en el paquete de la Salvación han llegado a los gentiles habiendo oído la palabra de verdad y habiéndola creído (¿Existe algún otro método?).
El sello con el Espíritu Santo (no del Espíritu Santo, porque parecería que él es el que sella y no es así sino que Dios sella y el sello es el Espíritu Santo). 
 Para entender qué es el sello con el Espíritu Santo debemos recordar: Qué es un sello.
Entre nosotros los hombres siempre han existido las garantías, los depósitos,  juramentos, entre otras maneras de asegurar que cumpliremos lo acordado.
Con relación a Dios y su sello, tenemos que decir que nosotros, en el momento en que fuimos salvos no recibimos de manera inmediata la plenitud de todas las promesas de Dios (La plenitud de esas promesas está “reservada en los cielos para nosotros”, 1ra Pedro 1:3-4).
Debido a esa realidad, de que no lo hemos recibido todo, en este mundo padecemos necesidades, sufrimos tribulación y parecemos más bien pobres antes que herederos de gran riqueza; debido a esto, algunas veces podemos sentirnos tentados a dudar de nuestra salvación…  y no sólo de nuestra salvación, sino de lo grandioso de nuestra herencia.
Como un medio para garantizar sus promesas a quienes han recibido a Jesucristo, Dios les ha sellado con el Espíritu Santo de la promesa.    A cada creyente se le da el mismo Espíritu Santo de Dios en el momento en que confía en Cristo.
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.   Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”   (Romanos 8:9).
El sello del Espíritu Santo en el creyente tiene tres (3) significados básicos       : seguridad, autenticidad, propiedad.
1.- Seguridad.-  En la antigüedad, el sello de un rey, príncipe o algún noble representaba seguridad e inviolabilidad.
“Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso,  la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes,  para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.”             (Daniel 6:17).

Cualquier persona que se atreviese a romper o alterar ese sello lo habría tenido que pagar con su vida.
B.- (Mateo 27:62-66):      “Al día siguiente,  que es después de la preparación,  se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato,
       diciendo:  Señor,  nos acordamos que aquel engañador dijo,  viviendo aún:  Después de tres días resucitaré.
      Manda,  pues,  que se asegure el sepulcro hasta el tercer día,  no sea que vengan sus discípulos de noche,  y lo hurten,  y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.
      Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia;  id,  aseguradlo como sabéis.
      Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro,  sellando la piedra y poniendo la guardia.”

  Así  el sello con el Espíritu Santo en el creyente habla de una propiedad que está asegurada.
(2).- Autenticidad.-  Antes el rey poseía un anillo con el cual imprimía un sello, indicando autenticidad, que venía de mano del rey.   (1ra. Rey 21:8).
De la misma manera, si queremos autenticar un documento de la iglesia, tenemos que ponerle el sello de la iglesia.   Cuando Dios nos da su Espíritu Santo es como  si Él nos estampara con un sello que dice: “Esta persona me pertenece y es un ciudadano auténtico del cielo y miembro de la familia de Dios”.
(3).- Propiedad.- (Jeremías 32:9-10):      Cada vez que el Espíritu Santo  sella a un creyente les marca como una posesión divina que a partir de ese momento le pertenecen del todo y por la eternidad.  El sello del Espíritu declara que la transacción de Salvación se ha realizado.
Efesios 1:14 .- “que es las arras de nuestra herencia…”
Arras, del griego (arrabón) se refería originalmente a un pago inicial o un depósito para asegurar la compra.   Una variación de la palabra llegó a utilizarse con referencia al anillo de compromiso.
El Espíritu Santo es la “cuota inicial” que  nos asegura que Dios nos entregará el resto de las bendiciones Espirituales en los lugares celestiales en Cristo”.
El Espíritu Santo es nuestro anillo de compromiso que nos asegura las bendiciones.    La palabra vuelve aparecer en (2da Corintios 1:21-22 y 5:4-5).
Cuando Dios deposita su Espíritu en los corazones de sus hijos se obliga a sí mismo a otorgar a ellos más adelante el total restante de todas las bendiciones de la Salvación merecidas a su favor por la sangre de Cristo.